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La fuerza expresiva del teatro

Heraldo de Aragón

Joaquín Melguizo

¿Cuál es el camino que nos conduce a la felicidad? ¿Qué circunstancias pueden hacer que termine imponiéndose la infelicidad? ¿Cómo llegamos a la conclusión de que no se nos necesita? Estas son algunas de las preguntas que nos asaltan mientras asistimos a la brillante travesía que nos propone Titzina Teatro con su ultima creación. Distancia Siete Minutos es un viaje emocional, de sensaciones, que comienza en clave de comedia para terminar dándonos un dramático puñetazo en el estomago. Juega con tres elementos, aparentemente inconexos, pero con una profunda interrelación dramatúrgica. La misión espacial «Curiosity», lanzada por la NASA en 2011 para situar en el suelo de Marte un robot de exploración, una plaga de termitas y Félix, un joven juez que se ve obligado a abandonar su casa debido a la presencia de los insectos y se instala en la casa de su padre.

Como es habitual en los barceloneses, Pako Merino y Diego Lorca son responsables del texto, de la interpretación y de la puesta en escena, y en las tres facetas se muestran, una vez mas, rotundamente sobresalientes. Jordi Soler i Prim ha realizado una escenografía en el mas puto estilo Titzina: minimalista, adaptable, con una enorme capacidad de transformación, con esa neutralidad capaz de sugerir cualquier espacio y puesta al servicio del desarrollo de la acción dramática. Elemento fundamental en la puesta en escena hasta el punto de casi convertirse en un personaje mas. Magnifica la iluminación que ha diseñado Miguel Muñoz y muy acertado el espacio sonoro de Jonatan Bernabeu.

Con estos elementos Titzina compone una puesta en escena impecable, imaginativa, original, expresiva, de gran precisión y de enorme fuerza visual y narrativa, en la que brillan dos actorazos que nos llegan, nos hacen reír, nos conmueven y nos hacen sentir la fuerza expresiva del teatro.