09/23
VolverEn busca de la memoria perdida.
arabalears
J.A. Mendiola
El Teatro de Mar inaugura la temporada con ‘Búho’, de Titzina Teatro.
El Teatro de Mar, que continúa celebrando el 30.º cumpleaños de su fundación, para la ocasión ha inaugurado la temporada con Titzina Teatro y la última criatura que ha surgido de las entrañas de la pareja formada por Diego Lorca y Pako Merino, autores, directores e intérpretes. Se llama Búho, una metafórica ave rapaz, en la que se habla de la pérdida de la memoria y las exiguas probabilidades de recuperarla. Un científico, antropólogo forense, sufre un accidente vascular cerebral, un ictus, y pierde la memoria, completamente. Entonces deja de ser él, sin dejar de serlo. Titzina Teatro, como es habitual de la dual formación, ha hecho un exhaustivo trabajo para poder mostrar las consecuencias y el proceso posterior, entre la terapia y enredo por dentro de lo que queda del cerebro del paciente.
No es un planteamiento convencional, nada, antes al contrario. Su estructura es una remirada y densa mezcla de diferentes situaciones que tanto pueden suceder dentro de la alambicada memoria de la víctima como la realidad compartida con el terapeuta que prueba de todas las maneras posibles de encontrar indicios de un hipotético retorno, entre otros. Un ejercicio de funambulismo teatral en que incluso tiene cabida alguna sonrisa, no mucho, en seguida se convierte en una zambullida dentro de tan habitual y reconocible tragedia, con la cual, la historia y las situaciones no dan tregua ni, por lo tanto, facilidades para cualquier posibilidad de relajación. Los cinco sentidos, en algún momento, no son suficientes para asimilar lo que se está viendo, ya sea dentro de una cueva prehistórica, dentro de la consulta o dentro de una cabeza, por donde flotan y se copian los restos de los recuerdos.
Una puesta en escena en la cual unas proyecciones sobre unas paredes nos trasladan de un lugar a otro, con tanta sencillez como eficacia, con un trasfondo musical y la palabra, las palabras, que uno querría cazar al vuelo, pero todavía no ha acabado de pasar una frase deslumbrante cuando ya llega la siguiente, de parecida potencia y contundencia. Todo ello de gran precisión, no sin el trabajo interpretativo, con el que redondean este inmenso panel de situaciones y circunstancias que, una vez acabada la función, no dejan de dar vueltas en la cabeza, intentando darle sentido o, cuando menos, absorber y colocar cuanto sea posible.